jueves, 14 de abril de 2016

Episodio 4: El disfraz



M. tuvo una infancia de mierda, aunque ella lo negaría hasta la muerte si fuera necesario. De alguna manera tenía que defenderse de la realidad injusta que le había tocado vivir, y a los diez años ya era una experta en la materia: se había construido a sí misma como el personaje que ya nunca podría dejar de ser. M. no recibía cartas, ni visitas los fines de semana, ni mucho menos disfrutaba de vacaciones de verano fuera del internado, y sin embargo, había conseguido crear a su alrededor un espejismo de privilegios que las otras niñas, la mayoría de ellas, admiraban con cierta envidia. Desarrolló la habilidad de manipular a las personas mayores de las que dependía, las monjas la indultaban de determinadas tareas, las enfermeras hacían la vista gorda ante sus caprichos, las cocineras le regalaban a escondidas botes de leche condensada. El cura, para evitarle la humillación de heredar ropa usada, pagó de su propio bolsillo su traje de Primera Comunión, que resultó ser el más ostentoso en la ceremonia. M. le contó a todo el mundo que se lo había enviado su madre, desde Francia, o mejor aún, ¡desde América! A los cinco minutos esa era la única explicación real de la procedencia del vestido, la certeza primordial en la que M. creía firmemente, por la que hubiera dado su vida si hubiera sido preciso.
A los trece años M. era una de las chicas más populares, entre las alumnas; para los mayores seguía siendo una proeza, la niña que superaba su desventura.
¿La compasión es un sentimiento adulto?

Y así M. pudo recordar tiempo después sus alegres años en ‘el colegio de monjas’, al que por supuesto, jamás concibió como el internado para niñas abandonadas, en mayor o menor grado, que era.

Nadie en su sano juicio puede admitir la idea de una infancia feliz.

6 comentarios

Paola Vaggio dijo...

Me encanta la historia de María. Creo que soy fan de este podcast. Si lo dieran en una radio, diría: qué buena emisora.

Elena Netalga dijo...

¡Ay! ¡Pero qué bien que te guste!
Me anima un montón, gracias.
:-)

silbante dijo...

A mí también me gusta moito esto que vas haciendo. Los podcast anteriores, aussi aussi (:

Elena Netalga dijo...

¡Qué bien: tengo dos fans, yupiiiiii!
Gracias, gente; es muy halagador.

Silbante, los podcast anteriores: ¿te refieres a los episodios anteriores de este, su podcast amigo, o acaso has descubierto alguna otra parte oscura de mi pasado en las entrañas de Intennés???!!!
Oh, cielos. Ahora voy a tener que rebuscar a ver qué encuentro...

selestar dijo...

Ya tenés tres fans. Queré-mos-más, queré-mos-más!

Elena Netalga dijo...

I <3 selestar!