Alegría inmensa: descubro con emoción que no soy la única (tarada) que se preocupa por el gorrión atrapado en el metro: ¡alguien más le deja trocitos de pan en un rincón de las vías!
(Y por supuesto, Fla, tu plan es exactamente el que yo había pensado llevar a cabo el día del partido de fútbol aquel, pero al pajarito le dio por desaparecer precisamente entonces).
Pronto, más.
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