domingo, 25 de febrero de 2007

Trampolín, calcetín, chino mandarín.

Desde hace meses, como un buen nadador, utilizo tapones para los oídos.
Me los pongo cuando estoy ya medio dormida: al borde del trampolín olímpico onírico, a punto de lanzarme de cabeza al mundo de los sueños sin banda sonora…

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