Mis diarios trayectos en bici, de casa a La Casa y viceversa, luchando contra las furias madrileñas, los malísimios humos, como una centella que se tambalea sobre los adoquines, bajando las cuestas de Lavapiés a cincuenta kilómetros por hora, saludando con una sonrisa (mueca) (o algo), sudando el placer de estar haciendo una cosa bien, al menos esa cosa, y bueno, eso, es orgullo.
Lo demás... no sé.
I don't wanna get married, but my girlfriend does.
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