viernes, 10 de junio de 2005

Cosas vivas.

Cuando llego a casa, lo primero que hago es comprobar el estado de las cosas vivas, esto es, la Pachira aquatica que me acompaña desde hace un par de años, las 73 semillas de calabaza creciendo apelotonadas en una maceta diminuta, el hueso del aguacate pasado por agua y la pequeña babosa que habitaba los champiñones de la tienda china. 
La Pachi brota y rebrota, todo un milagro -más teniendo en cuenta que viene de Ikea.
Las calabazas crecen un par de centímetros diarios: vas a la cocina a preparar un te y cuando regresas, han alcanzado casi tu altura, una pasada.
El hueso de aguacate, o Cosme, ya muestra su enraizado acuático. En una semana buscará nutrientes terrosos, digo yo.
Y la babosa china está medio triste. Se acabaron los champis y parece que no le gusta comer otra cosa -le puse una fresa, pero nada.
Voy a tener que ir a hacer la compra esta tarde, fantásticos planes para mi único y semanal día libre. Aunque, es una alegría dialéctica visitar la tienda china, todo un alarde de espontaneidad lingüística en este mundo que no deja de girar.

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